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Lo primero que debes tener es un espejo, siiii, un espejo, para que cuando comprendas quién es tu maestro puedas verlo reflejado ahí.
Con el tiempo lo que he ido aprendiendo desde que decidí hacerme cargo y responsable de todo lo que me estaba pasando, es que hay que comenzar por mirarnos, pero de verdad, querer conocer quiénes somos, que nos gusta, qué nos disgusta.
Este proceso podría pensarse que es fácil, pero el camino al propio autoconocimiento tiene sus altos y bajos, días buenos y días malos, comienzas a darte cuenta de quién eres, cuáles son tus sombras, qué es lo que le ocultas a los otros y porqué. A veces es doloroso, a veces gratificante, sobre todo cuando has ido aprendiendo las lecciones y comienzas a mejorar tu vida.
¿Y cómo podemos comenzar?
Primero hay que tomar conciencia de nuestros pensamientos para luego ser conscientes de nuestras palabras, herramientas importantes para la co-creación de nuestra vida. Tal como uno piensa que será su vida, así será. Si nuestros pensamientos son puros, libres de juicios, de alta vibración y llenos de entusiasmo, ilusión y alegría, así de pura será también nuestra existencia.
Por lo tanto, hay que tomar conciencia del poder de la palabra y del poder del pensamiento.
¿Cómo hacemos eso?
Comenzamos con respirar conscientemente cada vez que nos acordemos, esto permitirá que se vayan creando nuevas redes neuronales que, con el tiempo, dejarán olvidadas las que nos hacen ir en piloto automático.
Conectar con nuestro cuerpo, si estamos sentados sentir nuestros pies, ¿dónde están apoyadas nuestras piernas?, utiliza la otra mano para peinarte o para comer, por ejemplo.
Cuando vas tomando conciencia de tu vida, te das cuenta de que con tus pensamientos haz creado la realidad en la que estás viviendo, con problemas, carencias, frustraciones, falta de amor, etc.
Ahora lo importante es que cada cosas consciente que hagas la conectes con el sentir, ¿y dónde está el sentir? Está en nuestro pecho (que es el lugar que indicamos cuando nos referimos al “yo”), en donde está nuestro corazón, nuestro Yo Soy Verdadero, que actúa sin juicios y conectado profundamente desde su esencia.
Cuando nos abrimos a mirarnos y conectar con nuestra esencia es cuando encontramos a nuestro Maestro interior. Tu versión más pura y elevada de quién eres realmente. La plena comunicación contigo mismo te hará profundizar en tu propio ser, sentir la libertad de ser quién eres, te sentirás animada/o a encontrar tu verdadera sabiduría, y esto se traduce en confiar plenamente en ti, en que cada cosa que haces siempre será lo correcto y ocurrirá en el momento perfecto.
Comenzar a dejar atrás las preocupaciones por cosas que no han pasado. No creemos problemas que todavía no existen porque puede ser que, por pensar en ellos, los estemos proyectando, y por supuesto que el universo siempre responderá a nuestras peticiones. Cuando sea el momento de resolver, toda la información te llegará, siempre confía.
Cuando te conectas desde el corazón para resolver cada situación, verás las cosas de otra manera, se caerán los juicios y las historias que te cuentas, lo que te llevará a una frecuencia de amor incondicional.
Cuando despiertas a la vida, empiezas a amarlo todo, a la vida, a la naturaleza, a los enemigos, a tu jefe, a la suegra, porque de esta forma estarás amándote a ti mismo.
Eso es ser tu propio Maestro, ser tú, no es necesario hacer algo, sólo mirarte al espejo y amarte por ser quien eres.
Es desaprender, es desapegarse de las cosas, vaciar tu mente, dejarse llevar y fluir confiando en que somos todo y nada y que ya tenemos todo lo que necesitamos.
¡¡¡SÉ TU PROPIO MAESTRO!!!
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